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Pechuga de proteína de pollo 1 kg ❄️

5.52  I.V.A. Inc.

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Composición : 100% Pechuga picada y congelada

El uso de la pechuga de pollo en la dieta BARF en casos de gastritis puede ser beneficioso para los perros que sufren de esta afección, ya que se trata de una carne magra y fácil de digerir. Sin embargo, hay que tener en cuenta algunos aspectos importantes para evitar complicaciones o deficiencias nutricionales.

La pechuga de pollo es una de las carnes más utilizadas en la dieta BARF, ya que es económica, fácil de conseguir y tiene un alto contenido en proteínas y un bajo contenido en grasas. Además, el pollo aporta otros nutrientes esenciales para los perros, como vitaminas del grupo B, hierro, zinc y fósforo.

Se puede ofrecer cruda o cocida.

Sin embargo, la pechuga de pollo no es suficiente para cubrir todas las necesidades nutricionales de los perros, por lo que hay que complementarla con otros ingredientes, como huesos carnosos, vísceras, frutas y verduras. Los huesos carnosos son una fuente de calcio y otros minerales, así como de cartílago y colágeno, que ayudan a mantener la salud articular y dental de los perros. Las vísceras son una fuente de vitaminas A, D, E y K, así como de hierro, cobre y selenio. Las frutas y verduras aportan fibra, antioxidantes y fitonutrientes, que favorecen el tránsito intestinal y el sistema inmunitario.

En casos de gastritis, que es una inflamación de la mucosa gástrica que puede causar vómitos, diarrea, pérdida de apetito y dolor abdominal en los perros, se recomienda ofrecer una dieta blanda y fácil de digerir, que no irrite el estómago ni aumente la producción de ácido. La pechuga de pollo puede ser una buena opción para estos casos, siempre que se ofrezca sin piel ni huesos.

La cantidad de pechuga de pollo que se debe ofrecer a un perro con gastritis dependerá del peso, la edad y el nivel de actividad del animal, así como del grado de inflamación gástrica. En general, se recomienda ofrecer entre el 2% y el 3% del peso corporal del perro al día, repartido en varias tomas pequeñas. Por ejemplo, para un perro de 10 kg se podría ofrecer entre 200 y 300 g de pechuga de pollo al día.

No obstante, la pechuga de pollo no debe ser el único alimento que se ofrezca a un perro con gastritis, ya que podría provocar una dieta desequilibrada y deficiente. Se debe complementar con otros ingredientes adecuados para esta condición, caldo de pollo sin sal ni condimentos, zanahoria cocida o manzana rallada. Estos alimentos ayudan a hidratar al perro, a regular el pH gástrico y a proteger la mucosa estomacal.

La duración de esta dieta dependerá de la evolución del perro y de las indicaciones del veterinario. Una vez que el perro mejore sus síntomas y recupere el apetito, se podrá ir reintroduciendo gradualmente su dieta habitual, siempre vigilando su tolerancia y su estado general.

En conclusión, la pechuga de pollo puede ser un alimento beneficioso para los perros con gastritis dentro de la dieta BARF, siempre que se ofrezca sin piel ni huesos, sin exceso de grasa y en cantidades adecuadas. Además, se debe complementar con otros ingredientes blandos y naturales que ayuden a aliviar la inflamación gástrica y a recuperar la salud digestiva del perro.

pechuga de pollo

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